EB Día 9 - La cuna del acordeón recibe la Expedición

Bitácora de Ruta Día 9 - 27/07/09

A medida que avanzábamos hacia nuestra meta del día el ambiente físico y climatológico iba cambiando. De una temperatura agradable en los Santanderes, nos fuimos internando en una región que por su cercanía al mar comienza a manejar niveles muy superiores a los que estamos acostumbrados en Cali.

La llegada en la noche del martes nos mostraba poblaciones con una particular estructura, donde sus casas son grandes y muy aireadas y los animales transitan libremente por sus alrededores. En la vía los perros deambulan libremente, se diviertes entre ellos sin ver cerca de los mismos sus dueños pendientes de los mismos. Parece que ellos, los perros, se han acostumbrado a cuidarse por si mismos, incluso duermen sobre la calzada y cuando un vehículo se acerca a su sitio de reposo, se levantan una lentitud que da la impresión que están aburridos de la vida y no les importa que los atropellen.

La extensa jornada que nos trajo de Bucaramanga a Valledupar de más de 9 horas nos dejo exhaustos y pasada la media noche de la llegada no fue fácil ubicar un hospedaje propio para nuestro paso por la capital del Cesar, así que nos acercamos a un CAI de la Policía y luego de su autorización nos acomodamos en nuestro vehículo y a dormir se dijo, sin embargo, los mosquitos y el calor de la noche incomodó nuestro descanso.

Pronto al salir el sol la temperatura se comenzó a elevar por lo que alzamos amarras y nos adentramos en la ciudad, recorrimos sus lugares emblemáticos, sus calles largas y estrechas y conocimos del parque lineal Los Hurtados, un lugar que invitaba a un fresco descanso en las aguas del frio y cristalino rio Guatapurí, el cual desciende de la Sierra Nevada de Santa Marta cerca al Pico Simón Bolívar.

Después de un poderoso y económico almuerzo con el que comimos todos cuatro, porque era lo servido por los amables residentes del sancocho de leña, que el plato más parecía un frutero que un plato de fondo normal a las que tenemos en casa. Pero ante las economías que vamos haciendo en el viaje nos pareció oportuno este almuerzo bien ¨trancado¨ como dicen ellos.

Luego nos fuimos a uno de los parques principales de Valledupar. donde se encuentra la Alcaldía y el Consejo de la ciudad como algunas edificaciones de época, tal como la casa donde se instauró su fundador en 1550 un español, quien instauró un símbolo de justicia en el parque donde se dio el lujo de ahorcar muchos caciques de la región quienes no cedieron fácilmente a sus demandas. Allí mismo habito Consuelo Araujo Noguera la mujer que en nuestra era represento un apoyo fundamental para la cultura acordeonera de la región.

Al comenzar a regalar abrazos entre los transeúntes del momento, uno de ellos nos contó más de la historia de la época del libertador y sobre los ilustres de Valledupar que hicieron parte de los hechos de colaboraron con la Independencia, entre ellos, el secretario del libertador y la heroína de la ciudad, cuyas casas que le vieron nacer aún están en pie a un costado de la plaza principal.

Luego de continuar nuestra fiesta de abrazos por la capital del Cesar y experimentar sus altas temperaturas al medio día, nos hidratamos fuertemente y tomamos reservas para las nuevas tierras que nos esperaban, incluso con temperaturas más altas ahora que nos dirigíamos hacia Riohacha previo paso por Maicao.

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